Bienvenidos a la Luna Resonante del Mono de la Sintonización, la séptima Luna de la Onda Encantada del Servicio Planetario.
La palabra Resonancia proviene de la raíz latina «resonar» –sonar a la vez. Cuando resonamos con alguien o algo es que nuestra frecuencia vibratoria coincide con la persona u objeto. Toda polaridad se resuelve en Resonancia.
El tono Resonante es la bisagra para comprender cómo cabalgar las frecuencias de ondas tanto hacia atrás como hacia adelante en el tiempo. La resonancia es la clave para viajar en el tiempo, para la telepatía, para la tele transportación y todos los poderes latentes en el cuerpo/mente humana.
La resonancia se activa a través de la Sintonización. La sintonía requiere una parte igual de concentración relajada y receptividad. Con la Sintonización llega el conocimiento del tiempo y de los procedimientos necesarios para seguir con el fin de hacer lo máximo del tiempo. El tiempo correcto es la clave para una acción eficaz.
En la geometría pulsar, el séptimo tono (resonante) es el segundo tono del pulsar sensorial 2D (3, 7, 11). Aquí se nos recuerda que si aquietamos el acceso continuo de nuestros cinco sentidos activamos el sexto sentido y despertamos a la Historia más Amplia.
Resonante 15 (enero 24) marca el ciclo solar 78 de José Argüelles/Valum Votan, descubridor de la Ley del Tiempo. En El Factor Maya, Argüelles escribió lo siguiente sobre Resonancia:
La clave para nuestro florecer en esta etapa de nuestro ciclo evolutivo radica en la simplicidad de estar en resonancia. Aún más, es a través de permanecer en Resonancia que la frecuencia solar-psíquica, mediada por la batería electromagnética terrestre, es mantenida; que el cuerpo de luz es alimentado; y que podemos descubrir el conocimiento y la energía necesaria para nuestro propio sostén individual.
Decir que estamos tocando las puertas de la magia es sólo reconocer nuestra propia falta de convicción de lo que realmente somos capaces de hacer a través de nuestra propia instrumentación, el cuerpo sensorial. Lo que ha sido demostrado por chamanes y magos, yoguis y maestros espirituales, es –en resumidas cuentas– el derecho natural evolutivo de todos.
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