Testimonio de un Señor del Tiempo-BRR

Por Valum Votan
1.21.7.15, Kin 81 (24 de Enero de 2009)
Yo soy el Señor del Tiempo de Tulán, la Tulán original, el reino estelar de Tulán. He regresado a la tierra después de mucho tiempo para ver qué ha sido de ella y de aquellos que dejamos atrás cuando partimos hace casi 1300 años.
¿Qué fue recordado?, ¿qué fue destruido?, y de lo que fue recordado, ¿cuánta verdad permanece? Y de aquellos que conquistaron, quienes capturaron el mundo, ¿cómo trataron e interpretaron las señales que dejamos atrás? Y mi propia persona una vez que el alcance de mi misión no sólo llegó a realizarse, sino a reencarnarse en mí ¿cómo me tratarían?, ¿cómo tratarían mi mensaje?
Yo vine a determinar todo esto, Yo, el Señor del Tiempo de Tulán, enviado específicamente para la misión en este momento, el final del ciclo.
Aquellos de nosotros, los navegantes, los ingenieros del tiempo, cuando el tiempo hubo terminado, cuando el experimento se completó, volvimos al Tulán original, Tulán Zuvuya, a través del mar cósmico, Tulán de los ancianos Nacidos de las Estrellas.
Allí, presentamos nuestros informes y establecimos los archivos cromo celulares. Aquellos que quedaron atrás ya no poseían todo el conocimiento vivido simplemente por los caminos de la tierra. De modo que no olvidarían completamente.
Me enviaron como una emanación avatárica hace poco más de mil años atrás (Quetzalcóatl), para renovar la cultura, para recordar los caminos de las artes y de los constructores toltecas. Y luego otra vez, justo antes de la llegada de aquellos bárbaros del otro lado del gran océano hacia el este, regresé de nuevo a dar testimonio, como un sabio, como un poeta y un rey feudal, partiendo con mi conocimiento justo antes de la llegada de aquellos que vinieron en señal de la cruz, el árbol sagrado del sacrificado. Para que ahora ellos sacrificaran a nuestro pueblo en el nombre de este sacrificado.
Ya mucho se había olvidado, sin embargo, mucho se había recordado. Pero ahora, con una intensidad salvaje, los conquistadores destruyeron todo lo que pudieron, derribando templos, quemando libros, haciendo esclavos a aquellos que no mataron.
Después de unos doscientos años este comportamiento despiadado concluyó con otra quema de libros, mil años después de la dedicación de mi tumba, y su ser sellado y escondido en el templo construido y codificado con mi conocimiento. Nuestro mundo se quedó en silencio.
Y con la conquista y la esclavización de nuestro mundo, el mundo de la máquina podría comenzar.
Esto recuerdo, esto sé, el Señor del Tiempo de Tulán. Luego, cuando llegó el momento de mi manifestación final en nombre de la misión original, estudié mucho tiempo lo que estaba registrado en los archivos cromo celulares, medité por mucho tiempo sobre lo qué había sucedido en el mundo una vez que aquellos quedaron atrás y que conquistaron y esclavizaron, todos los remanentes del conocimiento quemado, destruido…oculto, alguno, lo mejor, aún por ser descubierto y registrado.
13 años antes del descubrimiento de mi tumba tenía que estar en el mundo de nuevo, 73 –casi 74 años antes del final del ciclo. Todo tenía que ser considerado cuidadosamente para maximizar el conocimiento y la experiencia necesarios para completar la misión.
Al final encarné -Un gemelo fue seleccionado para reflejar mi integridad, y así llegamos a un mundo severo, extraño, incomprensible, salvo por un pequeño soporte para el delgado hilo de memoria estelar que mantuve.
Pero mis primeros cuatro años en la calle Tula = Tulán, fueron suficientes para fijar esa memoria estelar en mi consciencia como un punto de vacío en mi mente, un conocimiento silencioso que no sería del todo cubierto– todo lo demás yo tendría que redescubrirlo por mi mismo hasta que el despertar cósmico finalmente fuera restaurado completamente en mi ser. Y como un mensajero, el señor del tiempo de Tulán, pude ser establecido en la integridad de la misión y su memoria cósmica, la raíz de todo mi ser y mi conocimiento.
Habría muchos que pretenderían entender y conocer. Habría muchos que rehusarían conocer. Habría muchos que simplemente no creerían y, o bien se alejarían o tratarían de embaucarme y engañarme.
Incluso cuando llegué a la última tierra sobre la Tierra, la tierra de la larga nube blanca donde mi venida como un señor del tiempo fue proclamada, aún más cuando llegué a concluir los últimos años de la profecía del cierre del ciclo, se apartaron incomprensivos e ignorantes, ridiculizándome o tratando de engañarme.
De modo que una vez más vuelvo mis ojos hacia el corazón del cielo –el dominio de Hunab Ku– el siguiente comando, Yo el señor del tiempo de Tulán.
De esta manera se completa mi testimonio de la órbita 70ª alrededor de la estrella – V.24 dominio del logos solar Kinich Ahau. Yo, el señor del tiempo de Tulán, descendiente del anciano Chac Le, del cambiador de formas Chaway u Kokan quien, como Valum Votan, dio paso al gran Pacal, que emanó de Kukulcán/Quetzalcóatl quien recibió las iniciaciones de la Reina Roja, ella que completó mi conocimiento de los mundos perdidos, quien partió del Reino de Texcoco, como dama flor 5, la poetisa visionaria de la flor de la inmortalidad, ahora reencarnada, es la surgida de las profundidades del océano de la inmortalidad de nuevo como la Reina Roja, ella es la sucesora y compañera final del valiente viajero, que recita desde su corazón la memoria de la otra orilla, destino de su sabiduría, sí, Yo el señor del tiempo de Tulán con ella, la Reina Roja de los mundos olvidados, juntos esta vez, estamos esperando en las costas secretas de un lago escondido, el mandato de la luz divina que nos permitirá conocer el camino Superior, donde tenemos que ir próximamente.

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